viernes, diciembre 08, 2006

EL DRAMATURGO RASCÓN BANDA SE REBELÓ A LA MUERTE Y SOBREVIVIÓ A UNA ENFERMEDAD MORTAL

*DESDE SU LECHO DE ENFERMO SE AFERRÓ A LA
VIDA Y ESCRIBIÓ UN LIBRO “¿POR QUÉ A MI?”

*LA ENFERMEDAD DEJA SIN GOTA DE SANGRE AL CUERPO Y A LOS 12 AÑOS DE TENERLA SE MUERE
*300 TRANSFUSIONES DE SANGRE RECIBIÓ VÍCTOR HUGO DE AMIGOS Y DESCONOCIDOS DONANTES
*SU LIBRO ES DIARIO DE UN CONDENADO A MUERTE, QUE DIJO DE ESTE MUNDO: NO ME VOY
*LOS CURAS LE PREGUNTABAN SI QUERIA GOZAR LA VIDA ETERNA “YO LES DIJE, QUIERO ESTA”
*CONJURÓ LA MUERTE PORQUE NO SE DESCONECTÓ DE LA VIDA: LEÍA, ESCRIBÍA Y VEÍA NOTICIEROS
*TENGO LIBERTAD CONDICIONAL, DIOS ES ETERNO Y ME VA A ESPERAR
*QUIEN VA A MORIR TIENE UNA LUCIDEZ EXTRAÑA, SE COMPRENDE LA NATURALEZA HUMANA

Reportajes Especiales/ Eduardo Herrera

Víctor Hugo Rascón Banda, dramaturgo, poeta, escritor, doctor en derecho, escribió un libro con un título muy sui géneris, “¿Por qué a Mí?. Diario de un Condenado” que lo presentó en el Palacio de Bellas Artes, y se lo comentó a la periodista Carmen Aristegui, remitiéndose a la forma como se presenta la obra: rebelarse a una enfermedad, defenderse como gato boca arriba para negarse a partir, preguntándole a Dios: ¿Por qué a mí?.
Dijo el autor, que cuando escuchó la sentencia fatal de que tenía una enfermedad incurable diagnosticada por su médico. Ante tal perspectiva, se puso a escribir un libro para conjurar la muerte. Es la crónica escrita desde un hospital de cómo el escritor empleó la música, la escritura y la oración para aferrarse a la vida, interesándose desde su lecho de enfermo de la invasión de Irak, del intento de desafuero de López Obrador, de las sesiones del Congreso, del montaje de sus obras teatrales y sobre todo del temor de su familia ante lo que se avecinaba.
También es la historia de cómo se dedicó a indagar la causa de su enfermedad, de cómo se rebeló y se defendió como gato boca arriba para negarse a morir. La misma noche del día de la presentación de su libro, se efectuó la entrevista televisiva, comentando que venía avergonzado porque el acto se realizó en el Palacio de Bellas Artes, y no fue un lanzamiento de una obra como muchas otras ya que asistieron las actrices, lectores que han trabajado en sus obras, los médicos que le salvaron la vida, las enfermeras, sus amigos de la banca, de la Sociedad de Compositores donde trabaja, el evento resultó una pachanga porque asistió una francesa que le iba a cantar al sanatorio bonitas melodías y aparte de repetir su repertorio sacó a bailar al autor del libro en el Palacio de Bellas Artes, lo que asombró al director del lugar y algunos de los presentes se preguntaban, pero qué es esto.
Entonces, la actriz Ofelia Medina, expresó, “estamos felices. Esto es una fiesta a la vida”.
Dijo el dramaturgo, que su libro es un estretiss, porque desnuda su cuerpo y sus sentimientos, que en su obra rompió el pudor. Que en la vida ha ido de un blindaje jurídico para ocultar sus sentimientos y su fragilidad, añadiendo: “Yo sigo siendo el mismo niño que salió a los diez años de la sierra de la barranca del cobre para estudiar en la ciudad de Chihuahua. Todo mundo cree que soy ese director de bancos, ese presidente de la Sogem, pero no saben que hay en mi un ser sensible, de un adolescente y en el libro digo como veo al mundo, la política y como cambió mi percepción de la vida. La enfermedad que le diagnosticaron se llama lenfosenia crónica y a los doce años de padecerse hace crisis y las personas mueren.
Rascón Banda, comentó que él la sufrió doce años en secreto, que solamente su chofer y la secretaria lo sabían porque no quiso alarmar a su familia, ni a los bancos porque lo hubieran despedido. Nadie sobrevive a esa enfermedad después de doce años de padecerla, el día que llegó al hospital no tenía una gota de sangre en su cuerpo ni un glóbulo rojo, ni una defensa y el doctor le llamó por teléfono, mientras llegaba, le dijo tírese al piso que nadie se le acerque, porque su organismo carecía de defensas y cuando entró al hospital pensó que ya no saldría con vida, por fortuna la atención de los médicos, enfermeras y el cariño me ayudaron mucho para superar ese problema.
Descubrió que lo quería su familia, sus amigos, porque gente que él no conocía se presentó a donar sangre, que vivió de sangre ajena durante un año porque tuvo trescientas transfusiones, “tengo sangre de todos los partidos, de todas las edades, de todas las ideologías, de todos los sentimientos. Soy un poco de todos aquellos seres anónimos y conocidos que fueron a donar sangre”.
Su libro es un diario de un condenado a muerte, que se rebeló ante la inminencia de su partida, agregando que deseaba compartir su experiencia con las personas que padecen una enfermedad mortal, para que hagan lo que él hizo y se rebelen. “Yo dije, de este mundo no me voy, llegaban los doctores que fui desahuciaron para verme al hospital, me llevaron a siete sacerdotes para darme la extremaunción y confesarme con la hostia en la mano y me preguntaban si quería gozar la vida eterna, les respondía no, yo quiero esta. Dios es eterno y me va a esperar, no se va a cansar, en cambio esta vida es muy breve, como que ya se acabó”, les decía el señor Rascón Banda, si apenas empieza para mi la fiesta.
“Me negué a morir: amigos y maestros míos me decían prepárate a morir y acepta la confesión y la hostia, pero yo no la acepté”. Cinco sacerdotes fueron despedidos de ahí, y añadió convencido: “Yo creo que hay que rebelarse, hay que conectarse al mundo, yo me conecté a todos los noticieros, vi todos los de México y otras partes del mundo cuando aquí no había otros. Leía seis periódicos al día, yo me aferraba a ver que pasaba en nuestro país, en Estados Unidos y al aferrarme estaba vivo. Mi cuerpo y los médicos hacían su trabajo. Yo estaba conectado, por eso vi la invasión de Irak, los atentados de Atocha, los feminicidios de ciudad Juárez, estaba al día porque escribía en el hospital obras sobre ese tema.
“Yo creo que eso me salvó, a otros los salvarán otras cosas, de muchas partes del país me llamaban personas de todas las religiones y sus amigos organizaron los sábados presentaciones de sus obras teatrales, como si fueran maratones y por teléfono yo escuchaba las lecturas y los aplausos de la gente que acudía al teatro y lloraba de emoción y me decía tengo que salir de aquí para ir a presenciar mis obras y me puse a escribir.
“Conjuré la muerte, oyendo música y leyendo, viendo noticieros y escribiendo”. Sobre los medicamentos que debe tomar ahora que está fuera del hospital, Rascón Banda dijo, sobre eso escribió en su libro un capítulo que intituló “dado de alta”, término que utiliza su mamá, por lo que le ha tenido que aclarar, estoy fuera del hospital. Debo ingerir diariamente 27 pastillas, tres inyecciones, un tanque de oxígeno con medicamentos y aparte estaba encerrado en una habitación donde nadie podía entrar si no llevaba máscaras, después salió a la calle a trabajar, sin cabello, con cincuenta kilos. Ciego, por la cortisona que le causó cataratas, sin plaquetas y así ando, ahorita ya recuperó peso, tiene 75 kilogramos, el cabello le salió sin canas y más abundante.
Recordó el entrevistado, que algunos dicen que su enfermedad fue un fraude, que se recluyó en el hospital para que le hicieran una revisión estética porque salió más joven. Aceptó que efectivamente se siente más joven y diferente.
Era obligado preguntarle al resucitado dramaturgo, Rascón Banda ¿qué explicación dan los doctores que coincidían en que iba a morir y al final pudo salir con vida del hospital, aunque sea con permiso como usted mismo lo dice?
La respuesta impresionó por el estado de ánimo de Víctor Hugo: “Tengo una libertad condicional”, pero anda caminando trabajando y viajando, cargando una hielera con sus medicamentos. Yo creo que los cinco médicos y las enfermeras que me atendieron hicieron su trabajo y que el doctor en jefe del grupo dice que Rascón Banda, es el paciente más disciplinado que ha tenido en su vida.
Desde que en 1994 lo afectó ese mal, no ha fallado a ninguna cita con el médico, ni dejado de ponerse una inyección o tomarse alguna pastilla, asegura que es el único paciente que no ha requerido la atención de psiquiatra o psicólogo o terapeutas porque él no se ha deprimido. “Yo más bien estoy enojado preguntando ¿porqué yo?.
“Creo que en mi cura han influido la labor de los médicos y las oraciones de las gentes, cientos, miles de personas, entre ellas Pancho Barrio que fue gobernador de Chihuahua, con amigos católicos en parejas oraron por mí lo domingos”.
Otras personas que tampoco conoce le llamaron para decirle que escuchara las oraciones colectivas por su salud, desde Chiapas, ciudad Juárez o Culiacán, “agregando que aparte de todo lo anterior, si el enfermo descubre que lo quieren y le dice su familia y amigos, no te vayas, te queremos, uno se queda”.
¿Cómo viste desde tu lecho de enfermo lo que estaba pasando en México y en el mundo? Su respuesta fue desconcertante, “el que va a morir tiene una lucidez extraña. Hay una serenidad y una visión muy clara de las cosas en el mundo, se empieza a comprender la naturaleza humana y uno sufre porque no estas ahí haciendo algo”. En ese momento de su enfermedad, recordó, se estaba fraguando la venta de los estudios Churubusco, a lo que se oponían los dramaturgos, las luchas por la exención fiscal a las regalías de los autores y desde el hospital negociaba con la entonces presidenta del Congreso, Beatriz Paredes, quien incluso le hablaba por teléfono para decirle que la exención fiscal no se les podía conceder, pero les darían a cambio ocho subsidios a los escritores y le informaba que Felipe Calderón, que era coordinador de la bancada panista federal, también ofertaba cuatro de porcentaje, lo que Rascón Banda rechazó desde el hospital porque dice representaba a doce asociaciones autorales, pero también es vicepresidente de todas las agrupaciones autorales del mundo, de música, cine y escritura.
“Yo tenía con ellos un compromiso y tenía que estar en la calle luchando para que no se grabara con el IVA a los libros. Luego, recordó el dramaturgo que el pretexto del desafuero del Jefe de Gobierno del D.F., Andrés Manuel López Obrador, fue precisamente por abrirle un camino al hospital ABC donde estuvo el entrevistado atendiéndose de su enfermedad y dijo que los médicos y enfermeras odiaban al tabasqueño porque no sabían que su problema del desafuero fue por abrirle a ese negocio una ruta de comunicación.
Dijo el entrevistado que durante su enfermedad tuvo oportunidad de leer libros que lo hicieron reflexionar, por ejemplo a Séneca que invitaba a la gente a no desperdiciar el tiempo porque la vida es muy breve y lo que decía Netzhualcoyotl, que la vida es una flor, un suspiro, comentando el dramaturgo su extrañeza que eso nunca se lo digan a sus alumnos los maestros.
Finalmente, explicó en qué consistió su enfermedad: “No tenía glóbulos blancos que defendieran mi organismo de alguna infección y en dos ocasiones estuve en riesgo de un paro cardiaco. No tenía tampoco presión, no podía respirar y no respondía mi cuerpo a los medicamentos, por eso los médicos hablaron con mi familia que vino al DF de Chihuahua, para que asistieran al funeral porque decían, va a morir dentro de unos minutos, y al día siguiente regresó al hospital el doctor Ignacio Sada, que fue quien dictaminó su deceso y encontró al paciente sentado en un sillón leyendo un periódico, exclamando no puede ser. “¿Qué sucedió?, quien sabe, añadió Víctor Hugo Rascón, porque él amaneció bien, pidió el desayuno. Así me aferré a la vida en dos ocasiones”.
La entrevistadora pidió al resucitado contara como vio la frontera entre la vida y la muerte, “yo, en ese momento tenía problemas para respirar, entonces me ponían oxígeno y me recuperaba. Nunca perdí la serenidad, no tenía miedo a la muerte porque yo estaba convencido que no me iba a morir”, a quienes lo visitaban les pedía que prendieran la televisión, el radio, que le platicaran, mientras él se agarraba de la mano de quien lo acompañaba en su lecho de enfermo y ahora le dicen, que se aferraba a la vida de otros.
“Yo creo que la mente es muy fuerte y si uno se niega a partir, puede suceder y claro, la medicina hizo efecto. Ahora los médicos me tienen como un caso para investigar”, él sigue acudiendo cada semana al hospital y ya puede viajar hasta fuera del país por razones de su trabajo. Siempre que salgo de viaje voy cargando una cruz, pero es mi hielera con mis medicamentos y cuando regreso al país debo acudir inmediatamente al doctor para un chequeo e insistió en su símil: “Estoy en libertad condicional, no he ganado la batalla porque ni enfermedad no se cura nunca. Esto es como la diabetes”. Añadió, que su muerte se va a tardar mientras él tenga deseos de vivir, recordando que su padecimiento hizo crisis él decía que tenía muchas cosas por hacer, ahora comprende que no ha gozado la vida, que siempre ha sido partidario del deber ser, no del ser, porque así lo enseñaron sus padres, yo creo que a los niños hay que enseñarles otra cosa.

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